Un gran bajo

Cuando empiezas en esto de la mezcla y comienzas a enfrentarte al reto de ubicar cada elemento en su espacio correcto para que suene como esperas, a menudo el que más quebraderos de cabeza nos ocasiona es ese maravilloso instrumento llamado bajo. Indispensable como lo es para marcar el peso de una canción y lograr que cualquiera que la escuche sacuda enérgicamente la cabeza, te damos unos consejos para que seas capaz de averiguar qué es lo que está haciendo que ese maldito bajo no suene verdaderamente GRANDE.

¿Cómo quiero que suene?

Esta es la primera pregunta que debes hacerte. Ten en cuenta que la finalidad de una buena mezcla es que todos los instrumentos suenen balanceados. Esto quiere decir que no debes pasar horas escuchando tu pista de bajo en "solo", ecualizando y añadiendo efectos para que suene como una bomba atómica. Panéalo al centro, escúchalo con toda la mezcla, piensa cual es su volumen relativo con respecto al resto de los elementos e iguálalo. Parece obvio pero es un error que al principio se comete con frecuencia. Escúchalo en tus monitores, luego en tus cascos, después en los altavoces baratos de tu portátil. Analiza: ¿Qué otros elementos están sonando en el mismo espectro de frecuencias del bajo?, ¿suena bien con el bombo de la batería?, ¿hay algo que lo está enmascarando?

Mi bajo y sus circunstancias

Te voy a contar un secreto: el bajo es un instrumento que tiene protagonismo en las frecuencias bajas del espectro, entre los 25 y los 500 Hz. Si quieres que sus notas puedan campar a sus anchas en tu mezcla, deberás limitar lo que el resto de los instrumentos están haciendo en ese mismo espectro. Esto es sumamente importante para el bajo ya que desde un punto de vista psicoacústico (o cómo nuestro cerebro percibe los sonidos), las frecuencias graves ocupan más espacio sonoro en una mezcla que las agudas. En resumen: puedes tener varios elementos sonando en las frecuencias medias o altas y todo será distinguible. Hazlo en cambio con las graves y tendrás un sonido embarrado y sin definición.

¿Cómo pongo esto en práctica? Ecualiza el resto de tus pistas, en todas aquellas que no tengan información de interés en las frecuencias más graves no tengas ningún miedo de aplicar low cuts y cortar las frecuencias graves por completo: voces, guitarras eléctricas, platos. En las que tengan información relevante en los graves intenta ecualizar bajando unos dBs por debajo de los 300 a 500 Hz para dejar salir más el bajo.


Ejemplo de Low Cut
Ejemplo de low cut con el fantástico plugin Pro Q de FabFilter

El bombo es mi mejor amigo

Presta especial atención a como suena tu bajo con el bombo de la batería. Escucha las dos pistas en sólo y averigua si se enmascaran en algún momento. Aquí no sólo toma importancia la ecualización si no también la ejecución durante la grabación de ambos. Es una GRAN práctica que en tus composiciones bajo y bombo suenen "a una" en la medida de lo posible. Si ambos suenan dando sus golpes a la vez conseguirás una mezcla más compacta. Si se superponen erráticamente tu mezcla no tendrá pegada. En cuanto la EQ, sonarán mejor juntos si tu bajo sacrifica sus sub-graves en favor de los del bombo: suaviza el bajo por debajo de los 75-100 Hz y conseguirás que suene más definido, de paso darás más espacio a la pegada del bombo... ¡y los demás lo notarán golpeando en su pecho!

Las especias adecuadas

Una vez hecho lo anterior, ¿qué le añado a mi pista de bajo para que coja un sonido más pro? Prueba con esto:

  1. Satura. Si la grabación no se ha hecho con una buena caja de inyección o ampli/microfonía, añade algo de saturación. Hay muchos plugins que consiguen este efecto añadiendo la distorsión armónica que se generan al enviar el sonido a través de equipos de válvulas o cintas. Te sorprenderá la dimensión que adquiere el sonido utilizando esta práctica.
  2. Comprime. El estilo de música que mezclas te sugerirá cuanta compresión debes aplicar; más suave para estilos más ligeros o acústicos o una limitación más fuerte para rock, rap o electrónica. Prueba con ratios de compresión de 4:1 a 6:1 y tiempos de ataque bajos, de 0.3 ms a 50 ms.
  3. Ecualiza. Además de todo lo que he comentado anteriormente con respecto a la EQ y las frecuencias donde el bajo tiene su protagonismo, no desprecies el rango de los 800 Hz a los 2 KHz. Ahí es donde suenan los armónicos que harán que suene aún más definido el ataque del bajo, no dudes aumentar unos dBs ese rango para matizar mejor su sonido.
  4. ¿Otros efectos? Con mucha moderación, recuerda lo que he comentado sobre la psicoacústica de los sonidos graves en una mezcla; si añades mucha reverb estarás generando demasiadas repeticiones de un sonido grave, con el consiguiente riesgo de pérdida de definición. Una pizca de Chorus suele ir bien para ensanchar el sonido del bajo en el campo estéreo.
Avalon U5
U5, la caja de inyección de Avalon es una habitual de los estudios de grabación

Busca referencias

Aprendemos por imitación y descubrimos como nos gustan las cosas después de probarlas. Compara el sonido de tu mezcla con los de grabaciones comerciales que te gusten. Luego con las que no te gusten. Determina el volumen aparente del bajo en esas mezclas, efectos, EQ... averigua que le falta a tu mezcla para sonar igual y aplícalo.

Hecho... ¡ahora sí suena grande!

Siguiendo estas pequeñas pautas lograrás que tus mezclas adquieran un "low end" mucho más compacto y con esa pegada que buscas. Siempre se puede ir más allá utilizando otras herramientas como la compresión multibanda, pero para comenzar esto es más que suficiente... ¡te animo a que lo compruebes, comentes esta entrada añadiendo tu punto de vista y compartas tus resultados con nosotros!


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